Taller De Betolaza

LA ARQUITECTURA Y LA ENSEÑANZA EN EL TALLER DE ARQUITECTURA EN EL SIGLO XXI.  

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A. De Betolaza. Director.

Probablemente parezca a la vez contradictorio y oportuno intentar abrir un debate sobre la arquitectura actual en un momento en el que las palabras son escasas, los conceptos se presentan débiles e inconexos y las imágenes potentes y avasallantes. Cuando la sola idea de una plataforma conceptual totalizadora resulta insostenible, el debate se transforma en un instrumento heurístico tendiente al conocimiento y comprensión de una realidad que se presenta compleja e inasible, tensionada entre los desafíos de una globalización inexorable marcada por el formidable poder de atracción del habitar metropolitano y el arraigo de las tradiciones culturales locales.

Todo lo contrario sucedía al inicio del siglo XX debido a la acción de movimientos que buscaban demoler las estructuras de pensamiento existentes y construir un mundo nuevo, sobre nuevas bases que iban a sustituir a las anteriores y crear una nueva seguridad, de carácter absolutamente universal, sostenida en el conocimiento racional. El denominado “proyecto moderno” en arquitectura, con una doctrina firme, formas de proyectar sistematizadas y un lenguaje predefinido se presentó como una especie de nuevo canon, heredado de la Ilustración, que, en tanto tal, implicaba una severa contradicción interna.

Los escasos aspectos definitorios que es posible relevar en al arquitectura contemporánea, justamente hablan de la superación de ese “proyecto moderno” y de una representación más ajustada de las inseguridades, pero al mismo tiempo de las magníficas posibilidades de la época. Desde el punto de vista conceptual, por un lado, es clara la necesidad de formular bases propias a cada paso, dada la inexistencia de relatos compartidos sobre los cuales apoyarse; por otro, esas bases conceptuales integran transversalidades y otras modalidades más complejas que pueden establecer vínculos con las vanguardias surrealista y dadaísta, más que con el racionalismo triunfante de la modernidad ingenua.

Desde el punto de vista proyectual, se observa una conciencia generalizada acerca de la mutabilidad permanente de los procesos y de la inoperancia de las soluciones tipologizadas que induce a una investigación permanente partiendo del propio planteo del problema. Cuando la respuesta es una forma, la misma no surge de un código aceptado, sino de una búsqueda particular, solitaria, y también específica y difícilmente trasmisible. No está pensada para ser repetida, ni siquiera para ser tomada como embrión de una nueva concepción general de la realidad. En este sentido, seguramente, la propuesta actual se acerca más a los principios de la propia modernidad, a esa idea de vértigo y de innovación constante que parece haberse dejado de lado con la voluntad homogeneizadora de las vanguardias racionalistas.

El rol de la disciplina y del arquitecto en este comienzo del siglo XXI es, sin duda, más modesto que el que les atribuía el “proyecto moderno”. Sin embargo, la libertad ideológica para enfrentar los desafíos permite asumir compromisos tanto a nivel tecnológico como a nivel medioambiental, sin preocuparse de esquemas preestablecidos.

El lugar de la enseñanza de la arquitectura ya no es el de la trasmisión de un conocimiento consolidado y de la ejercitación de conceptos compartidos y aceptados, sino que es aún más complejo ya que supone una iniciación en la construcción de un discurso propio, individual que va a dar lugar a la propia respuesta disciplinar. El problema a resolver comienza con su propio planteo, con la exploración de una situación inédita que requiere una solución arquitectónica nueva. El ejercicio de proyecto se transforma entonces en una investigación que dará lugar a un producto totalmente nuevo, luego de transcurrir por una serie de etapas que no necesariamente siguen una lógica secuencial. La labor docente consiste en acompañar al estudiante en ese viaje, ayudándolo a generar las ideas, los mecanismos y las propias formas, manejando los recursos de la arquitectura, en particular, su materialidad. Se trata en buena medida de enseñar a pensar, sin prejuicios, y a encarar problemas nuevos, dando lugar a soluciones nuevas para un tiempo nuevo.

 Datos de Contacto: 

 Secretaría: Mauro Escudero – mescuder@fadu.edu.uy

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Publicado por | 12 de septiembre de 2013 - 14:41 | Actualizado: 23 de octubre de 2013 - 13:20 | PDF