EDIFICIO RUCA MALEN

Al igual que L´Hirondelle, se trata de un edificio para residencia de verano, realizado a pocas cuadras de aquél y bajo las mismas circunstancias generales que proyectaban a Punta del Este como el balneario más codiciado de las clases medias y altas argentinas y uruguayas.

El volumen, de forma prismática, se despega en este caso del suelo. Alberga el estacionamiento en la planta baja y habilita el acceso a los tres niveles de apartamentos a través de escaleras abiertas situadas sobre la fachada (posteriormente fueron cerradas, con lo que se perdió la idea de planta baja absolutamente libre). En planta, el edificio se divide en cuatro módulos de dos apartamentos cada uno (un apartamento de un dormitorio y otro de dos), lo que da un total de veinticuatro unidades, que siempre conservan el estar al frente y los dormitorios al fondo (retirado tres metros de la medianera).

 García Pardo vuelve a apostar a una envolvente vidriada, en este caso, protegida del sol directo mediante balcones que repiten el sistema estructural, estrictamente modulado, como en el caso de L´Hirondelle. 

Veintidós pilares en forma de V y sección elíptica sostienen los de las plantas altas, en los cuales descargan tramos de vigas lineales en forma de T. Losetas prefabricadas en forma de bóveda, de 5 cm de espesor, apoyan a su vez en estas vigas. En ambos extremos del edificio García Pardo y Nebel colocan dos pantallas transversales que brindan mayor rigidez a la estructura y se apuntalan con un elemento lineal que envuelve el volumen. Cada uno de estos elementos es visible desde el exterior: con Ruca Malén, los arquitectos llevan la expresividad de la estructura a su mayor grado de evidencia. 

A su vez, el uso de modulación y sistemas prefabricados anticipan claramente los intereses tanto de García Pardo como de Nebel durante la década de 1960.