GRAN PREMIO JULIO VILAMAJÓ / Seleccionados
– La casa sin número.
Marcelo Danza, Miguel Fascioli
hogar, heterotopía y objeto de delito
“Tengo interés en una expedición al subsuelo: una búsqueda de los espacios olvidados y enterrados bajo la ciudad. Esta actividad debería sacar el arte de la galería e introducirlo en las cloacas”1
Tiempo
En la casa sin número el tiempo parece haberse detenido. Poco o nada ha cambiado en esta construcción de la acera este de la calle Juan Paullier entre Maldonado y Charrúa desde 1972 a hoy. En la madrugada del sábado 27 de Mayo de aquel año el barrio vivió un revuelo inusitado en su tranquilo y pueblerino ambiente. Los militares rodearon la manzana, entraron por la fuerza, detuvieron a la familia que en ella tenía su hogar y liberó a prisioneros, que se encontraban detenidos en un espacio paralelo. Luego el silencio abrazó la casa. Alguien borró su número y hoy descansa en una vieja y rota vereda de baldosas grises de nueve panes.
Somatización
A inicios de la década del setenta el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros realiza una operación arquitectónica en la casa de la familia de un importante publicista. El “berretín”2, al que se accedía a través de una cámara de inspección de sanitaria iba a tener una conexión de escape con la red cloacal y sirvió primero para ocultar a los fugados de la cárcel de Punta Carretas –operación conocida como “El Abuso”- y luego a los rehenes de la guerrilla. A este segundo destino le debe el nombre de “Cárcel del Pueblo”. En 1972 fue descubierta por las fuerzas armadas y pasó a manos de los militares. Desde aquel momento permanece casi inalterada y celosamente custodiada por ellos. A pesar de los sucesivos reclamos nunca fue devuelta a sus originales propietarios. Es que la Casa sin número es considerada “objeto de delito”.
Estándar
Casa estándar sería la primer definición que de ella haríamos los arquitectos. Es llamativo la densidad de memoria y singularidad que hay en donde los arquitectos vemos lo estándar.
“El problema no es inventar el espacio…. Pero si interrogarlo o simplemente leerlo; porque lo que llamamos cotidianeidad no es evidencia, sino opacidad: una forma de anestesia”3
Heterotopía
“Pues bien, yo sueño con una ciencia -y sí, digo una ciencia- cuyo objeto serían esos espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos. Esa ciencia no estudiaría las utopías -puesto que hay que reservar ese nombre a aquello que verdaderamente carece de todo lugar- sino las heterotopías, los espacios absolutamente otros. Y, necesariamente, la ciencia en cuestión se llamaría, se llamará, ya se llama, la heterotopología. Pues bien, hay que dar los primeros rudimentos de esta ciencia cuyo alumbramiento está aconteciendo.”4
A finales de 1966 Michael Foucault invitaba en una conferencia radiofónica a construir una nueva ciencia urbana a la que proponía denominar Heterotopología5. Heterotopía era el neologismo que utilizaba para referirse a aquellos espacios que -a diferencia de las utopías en tanto espacios ideales de existencia imposible- tienen en su condición contingente y conflictiva con el orden establecido su razón de ser. Se trata de espacios que canalizan la energía de lo socialmente incómodo pero real6. Estos espacios somatizan lo reprimido y se mantienen invisibles para el cuerpo social. El estudio exhaustivo del caso de la casa sin número bien puede ser fundante de la heterotopología en nuestra ciudad.
2 Berretín es el modo en que el MLNT denominó a las construcciones e intervenciones que practicaron en la arquitectura con el fin de ocultamiento de personas, objetos o armas.
5 Dice Foucault en la entrevista radiofónica del 21 de Diciembre de 1966 que daría lugar a una conferencia el año siguiente y posteriormente al texto Of Other Spaces, Heterotopías:
Publicado por Tatiana Rimbaud | 5 de abril de 2013 - 15:54 | Actualizado: 17 de mayo de 2013 - 14:08 | PDF