Salir de las cuatro paredes
En agosto se llevará a cabo una nueva edición del Curso Taller de Formación en Extensión para estudiantes de la FADU. Fruto de este espacio han surgido proyectos que actualmente son apoyados por el Servicio de Investigación y Extensión (SIE) de la facultad.
En La Plaza* de julio conversamos con integrantes de «Aula sensorial» y «Diseño participativo y senderos de interpretación ambiental y parque lineal en arroyo Solís Chico. Aportes a la planificación del territorio en clave de área protegida desde una perspectiva socioecológica costera». Son dos proyectos que actualmente llevan adelante estudiantes de la FADU orientados por distintos equipos docentes.
Desde su formación en 2012, el SIE brinda apoyo al desarrollo de investigaciones y proyectos de extensión en las distintas disciplinas de trabajo de la facultad. Algunas de las acciones propuestas están destinadas específicamente a estudiantes. Tal es el caso del Curso Taller de Formación en Extensión para estudiantes, que se realiza de forma ininterrumpida desde 2019 y en el que han participado más de 250 estudiantes y surgieron más de 50 proyectos. Algunos de ellos concursaron en llamados, lo que posibilitó su desarrollo.
Una de las propuestas que surgieron del taller realizado en 2022 fue «Aula sensorial». El equipo de trabajo se conformó en el transcurso del taller de Formación en Extensión. Cada integrante llegó con inquietudes propias y las fue adaptando hasta darle forma a una única idea. María Eugenia Coto y Santiago Abuchalja son estudiantes de Arquitectura, mientras que Estefanía Otero estudia Diseño Industrial. Los tres unieron sus conocimientos e intereses personales y crearon una iniciativa para «generar dispositivos que promuevan el desarrollo de gurises a través de experiencias intersensoriales», resumió Abuchalja.
Llevan adelante el proyecto en la escuela n.o 248 de Casavalle, Montevideo, centro que recibe a niñas y niños con distintas discapacidades. Comenzaron a ir a principio de este año, una vez por semana, lo que les ha permitido generar un «buen vínculo» con las maestras y sentirse acompañados en su trabajo. También fueron acercándose a los chicos, quienes suelen esperarlos con entusiasmo. Otero detalló que primero se acercaron a la comunidad, conocieron sus características y luego comenzaron a explorar cuáles eran los materiales más adecuados para que experimenten los chiquilines. A modo de ejemplo, relató que los que producen sonidos fuertes a veces generan malestar en niños con algunas discapacidades, mientras que a los que tienen otras discapacidades los estimulan.
Abuchalja relató que como fruto del proceso vivido durante el primer semestre dejaron atrás la idea inicial de generar un «aula sensorial» y empezaron a pensar en «dispositivos sensoriales». «Con dispositivos nos referimos a cualquier intervención en la escuela: una silla, mobiliario. Los docentes que nos fueron asesorando nos quitaron de la cabeza el hecho de tener que construir un espacio gigante para que quede en la escuela». Es así que el «domo gigante» inicialmente imaginado se fue convirtiendo en «domos pequeños» para la experimentación sensorial. Lo que no modificó el equipo fueron las ganas de experimentar con lo acústico y el espacio. Además, incorporaron la creación de algunos de esos dispositivos con materiales reciclados (tapitas y residuos de plástico limpios), lo que le sumó sustentabilidad al proyecto.
Puesta en valor
El equipo de trabajo del proyecto «Diseño participativo de senderos de interpretación ambiental y parque lineal en arroyo Solís Chico» está integrado por cuatro estudiantes mujeres –tres de Arquitectura de la FADU y una de la Licenciatura en Gestión Ambiental del Centro Universitario Regional Este de Rocha– que son orientadas por docentes de la FADU.
Belén Vila y Victoria García, dos de las estudiantes de Arquitectura que forman parte del grupo, detallaron que el proyecto apunta a «contribuir en los procesos de ordenamiento territorial y valorización ambiental» de una zona que es muy rica por ser «humedal» y contener «cangrejales», «juncales» y otras riquezas naturales.
Están trabajando con la Comisión Fomento de Las Vegas y con diversos actores locales. El fin último de su proyecto es diseñar «senderos de interpretación», que suelen estar definidos, por ejemplo, por una pasarela, un mirador, cartelería o mediante el uso de señalética. «Lo que busca el sendero es conectar a las personas o visitantes con el ambiente. A su vez, sirve como puente para interpretar el ambiente y el lugar, el entorno natural en el que te encontrás. Es infraestructura que te comunica qué lugar es, cuáles son los valores ambientales, su importancia», detalló García.
Vila resumió que los senderos permiten diagramar un uso del espacio «pensado» porque «definís por dónde tenés que ir, qué se va a valorizar y qué es lo que se pretende conservar», siempre apuntando al cuidado y la preservación del ambiente.
Pura enseñanza
Los vínculos que se generan con la comunidad y el aprendizaje en el territorio son algunos de los aspectos que destacan quienes participan en proyectos de Extensión. Consultada por la experiencia personal que está transitando, Vila aseguró: «Siempre es bueno participar en estos proyectos porque es pura enseñanza y es súper enriquecedor poder aportar a sus procesos y que de su información y de la que nosotros tenemos salga algo nuevo».
García, por su parte, valoró la posibilidad de aportar en la «búsqueda de soluciones», así como la calidad de los resultados que se obtienen al trabajar en equipo y «pensar entre todos». Reconoció que los estudiantes a veces van con una idea de proyecto o propuesta predefinida, pero una vez que están en territorio esta «se transforma» tras el intercambio con la comunidad.
Para fomentar este tipo de iniciativas es que del 7 de agosto al 1o de setiembre se desarrollará el curso taller de Formación en Extensión para estudiantes de la FADU. Será presencial y en modalidad virtual para estudiantes de la Licenciatura en Diseño Integrado y de la Licenciatura en Diseño de Paisaje.
Tras la experiencia de hacer el curso en 2022, Coto indicó que la metodología adquirida les permitió «darle forma» a una idea que de otra manera hubiera sido «muy abrumadora». Además de la orientación recibida, valoró la posibilidad de acceder a proyectos de otros estudiantes para tomar como referencia. «Fue una experiencia muy linda y muy completa que en tres semanas nos permitió cumplir con el objetivo», resumió.
Finalmente, resumió que todos los integrantes de «Aula sensorial» sintieron que tuvieron «la posibilidad de brindar y acercar un poquito más la facultad a la comunidad, que a veces la sentimos como tan encerrada en cuatro paredes», concluyó.
* La Plaza es un ciclo de notas sobre temáticas de relevancia para la comunidad de la FADU, con el objetivo de compartirlas puertas adentro y difundirlas puertas afuera, y de aportar nuevas miradas a la esfera pública. Esta línea editorial, llevada adelante por el Servicio de Comunicación y Publicaciones de la FADU, procura poner en valor figuras, propuestas, actividades o prácticas académicas específicas de nuestras disciplinas que puedan convocar el interés de la sociedad en su conjunto.
Publicado por comunicacion | 26 de julio de 2023 - 13:52 | Actualizado: 21 de agosto de 2023 - 14:28 | [pdf]PDF[/pdf]