Arquetipos de una identidad urbana: cafés y bares montevideanos (1900 – 1960)

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“Arquetipos de una Identidad Urbana” propone investigar sobre un conjunto de obras pertenecientes a los programas arquitectónicos CAFÉ / BAR / CAFÉ Y BAR / ALMACÉN Y BAR / ALMACÉN Y BAR + VIVIENDA, sobre su esencia y las imbricaciones con las circunstancias que las rodean.Se trata de obras que no han sido registradas por la historiografía de la arquitectura nacional, que no fueron realizadas por arquitectos, y que no cuentan con legitimación por parte de la academia.

La hipótesis: la presencia del Café y Bar en la cultura urbana europea se trasladó a Montevideo como la expresión de un correlato en el que se detectan constantes en las pautas compositivas y en las categorías formales y sensibles. Dichas invariantes -tangibles e intangibles inducen al reconocimiento de elementos arquetípicos que hacen a la esencia e imagen del programa arquitectónico, en estrecho vínculo con un modelo de ciudad.Insertos estratégicamente en las esquinas, y ampliamente extendidos en la trama urbana, los Cafés y Bares se constituyeron en polos culturales y sociales que signaron una identidad urbana. Los cambios culturales producidos en las dos últimas décadas -que se reflejan en los hábitos de consumo- se manifiestan en la sustitución del Café y Bar tradicional por nuevas formas comerciales -en especial los “malls” o “shoppings”- que instauran una identidad urbana diferente.

El método se basó fundamentalmente en la herramienta elegida para el estudio de casos: el dibujo como forma de pensar la arquitectura y a través del mismo explorar la factibilidad de hacer “visible lo no visible”. En paralelo, se desarrolló la reflexión discursiva, mediante el estudio de las variables: programática, inserción urbana, tipología, autores, estado de las artes y la industria, ordenanzas municipales, lenguajes arquitectónicos, equipamiento fijo y móvil, e influencias extranjeras.

Las conclusiones se plantean en distintos niveles: se reflexiona sobre el rol que cumplieron los Cafés y Bares en la ciudad, actuando como motores, por su condición productiva, dentro de las reglas de juego del urbanismo no planificado por especialistas. Fueron condensadores sociales, producto del trabajo colectivo de manos anónimas, que conformaron puertas de la ciudad en la frontera de lo público, dando escala a los espacios elegidos -por excelencia- para el encuentro urbano. El tipo estuvo implícito en la producción, cada nuevo Café y Bar imitó a otro Café y Bar conocido, sus reglas compositivas fueron trasmitidas por la tradición. Todos tuvieron -y siguen teniendo- los mismos elementos arquetípicos: la barra o mostrador (el más destacado, por razones funcionales y para que el cliente reconozca la imagen del lugar). Pero a su vez la palabra “mostrador” significa “que muestra”, que expone algo a la vista, como la vitrina, que señala algo para que se vea. Concepto que se extiende al espejo, elemento que define una tipología de edificios, que habilita el “ver y ser visto” y que representa también el arquetipo del café. Del mismo modo que los grandes ventanales que se abren a la calle, así como las mesas interiores y exteriores, en especial éstas últimas que se presentan en el espacio público de vereda como el máximo exponente de la exhibición. No obstante, en otros casos, se privilegió la protección de la intimidad por la también arquetípica boisserie, las domésticas sillas de Viena y un bajo nivel de iluminación, que propician la introversión. El diseño integral y la unidad ambiental fueron búsquedas permanentes, principalmente para obtener el máximo aprovechamiento del espacio y el logro de la sencilla eficiencia.Estas exigencias –dentro de las que subyacen principios de base ergonómica- pautaron la composición arquitectónica en todas sus escalas, dando lugar a la estandarización de gran parte de los componentes. Sus anónimos autores, tomaron el estilo arquitectónico de una manera no rigurosa, mirando de reojo lo que estaba pasando en los países productores de cultura, pero haciéndole un caso relativo.

Epílogo: En la actualidad, el rol de atractor público y social inherente a los Cafés y Bares se ha perdido, la ciudad se ha dejado de articular por los mismos. Inexorablemente, Montevideo siguió los pasos de todas las capitales mundiales- y las Megaestructuras (“Shopping Centers”, “Malls”, “Hipermercados”) se arraigaron, crecieron y multiplicaron, pero “succionando” a todo competidor ubicado dentro de su área de influencia. Son consecuencia de “Junkspace” -término acuñado por Rem Koolhaas-, secuela de la modernización, que impuso cambios conceptuales en la arquitectura con la aplicación de un modelo único, repetible, globalizador, que determinó que todas las ciudades se parecieran entre sí.

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Publicado por | 28 de enero de 2013 - 15:04 | Actualizado: 22 de mayo de 2024 - 18:59 | PDF