La catedral de Salisbury
Por Gustavo Hiriart (Docente del Grupo de Viaje 2013)
Cuando nosotros los arquitectos visitamos una obra de arquitectura, demás de maravillarnos, sentir indiferencia o desprecio, deberíamos poder extraer enseñanzas más o menos prácticas; podríamos además, con algo de esfuerzo, extraer herramientas para mejorar lo que hacemos.
Visito una abadía gótica del siglo XIII en Salisbury. La catedral es hermosa, no quedan dudas. Desde fuera se percibe un gran (y muy largo) monolito articulado, posado en un amplio espacio verde. Por dentro es muy luminosa, el ambiente es amable a diferencia del gótico mediterráneo.
La visita a este espacio, la experiencia de esta atmósfera, significa con seguridad un aprendizaje que se guarda en el archivo de nuestra memoria. Pero hay más, y me referiré a dos recursos arquitectónicos que afectan la percepción de este espacio.
La iglesia es, como ya se comentó, extremadamente larga, y en relación a su longitud el espacio no resulta tan alto aunque realmente lo sea. Si se mira con atención, se verá que las líneas verticales se cortan, y hay un refuerzo de las horizontales, a diferencia de lo que ocurre en otros ejemplos de la época que tienden a reforzar las verticales.
Por otro lado, en los muros y columnas hay dos materiales dominantes. En verdad son dos tipos de piedra, una oscura y otra muy clara. Lo interesante es ver cómo en la relación entre ambas materialidades, la oscura pasa a cumplir el rol de estructura (de lejos podríamos pensar en que se trata de madera), mientras la clara aliviana el conjunto, reforzando la levedad del espacio.
Poco me importa en este caso si stos dos artilugios (el de reforzar la horizontalidad al quebrar las líneas verticales y el de dotar de un rol específico a un material a través del cambio de la coloración) fueron hechos a conciencia, cosa que dudo por la naturaleza de este tipo de construcciones; es la conciencia de que existen y juegan un rol importante en la conformación del espacio lo que me interesa expresar en esta bitácora.
Publicado por Gustavo Hiriart | 25 de julio de 2013 - 20:00 | Actualizado: 3 de agosto de 2013 - 21:39 | PDF