De tripas, corazón…
Por Ana Laura da Silva (Estudiante del Grupo de Viaje 2013)
Llegamos a India y nos recibio Calcuta! En esta ciudad me encuentro en un viaje al pasado… los bondis viejísimos, los taxis también, se maneja por la izquierda como corresponde en cualquier lugar por donde pasó Inglaterra, parece una ciudad en principio abandonada, después poco a poco ves que no, que vive gente y que la ciudad anda, la llegada fue muy luces apagadas, poco tránsito, muchos edificios a medio hacer, se dan situaciones urbanas rarísimas, como que en frente a “asentamientos”, haya un shopping súper prolijo y nuevo. Y estas diferencias entre la trama urbana las ves bastante seguido… Y bien marcadas…
Cambiamos país y cambió todo, nada se asemeja a lo que conozco o he conocido a lo largo de este viaje y en mi vida, estoy en frente a una sociedad en donde la fe importa más que todo, viven por ello, es lo único a lo que se apegan y es todo! esta gente posee la mayor riqueza espiritual que he visto, y quizá lo saben y quizá no, a mi eso me quedó clarísimo, están totalmente despojados de lo material, y hasta el indio más rico no es más que los demás materialmente, quizá su casa sea mejor, pero eso no significa mucho para ellos, es difícil de comprender y más de contar… su riqueza espiritual los hace fuertes sobre todo!
No los entiendo, pero la diferencia que hay entre su mundo y el mío me tiene totalmente encantada, y va mucho más allá de mi comprensión, estoy fascinada!
Calcuta es lo que te muestra, no pretende ser otra cosa, es transparente y real, no es fácil de comprender, pero está a la vista del que quiera ponerse a observarla y leerla, es India con sus religiones y sus idiomas, con sus saris y túnicas, con su comida y su respeto a los animales, con su hambre y su pobreza…
India hace que te replantees hasta el nombre, y Calcuta es ideal para que eso te pase, te remueve todo, esta ciudad te saca el piso, te pega un sacudón, te corta el cable a tierra… De acá me llevo preguntas, reflexiones, dudas… Y reducidos los problemas… Lástima que muchas veces hay que ver todo esto para hacer un click y ver las cosas desde otro ángulo… Me llevo un montón de nuevas perspectivas y me voy cambiada, pasar por Calcuta no tiene retorno, es un lugar en el que hay que hacer de tripas corazón y salir respirando fuerte y con mucha energía, porque si salís blandito seguro volvés al terminar el día por el piso desarmado, más de lo que volverías haciéndote un poco de conciencia de lo que vas a ver… Y no es fácil… Nada de lo que ves en Calcuta es fácil de enfrentar, por más que me esfuerce en contar y querer hacerles llegar lo que es esa ciudad, no puedo… Hay que verlo y vivirlo para que te toque hasta los huesos… Tengo como sentimientos encontrados entre admiración y tristeza! pero no tengo lástima…
Un destino muy acertado para conocer India tal cual es.
Publicado por Mercedes Chirico | 14 de octubre de 2013 - 09:02 | Actualizado: 14 de octubre de 2013 - 09:02 | PDF