Rijksmuseum
Por Bernardo Martín (Docente del Grupo de Viaje 2013)
(extraído de la revista MARK No. 38)
El Rijksmuseum, el museo más grande de los Países Bajos, cerró sus puertas en 2003 para someterse a una reforma que sufrió innumerables demoras y que finalmente se finalizó en 2013. La colección del museo incluye más de un millón de obras de arte, muchas de las cuales volvieron a ser exhibidas cuando el edificio neogótico diseñado por el arquitecto P. J. H. Cuypers reabrió sus puertas.
En 2001, el estudio Cruz y Ortiz ganó el concurso de nuevo diseño y ampliación. El edificio original tenía dos pequeñas entradas a cada uno de los lados de un pasaje público frecuentemente utilizado por ciclistas. El diseño ganador de Cruz y Ortiz incluía una escalera monumental que llevaba al subsuelo y se ubicaba en el medio de este pasaje público, lo que lo habría transformado en la nueva entrada principal del museo. Era una intervención lógica, pero la propuesta de los arquitectos españoles abrió una caja de Pandora y tuvo consecuencias nunca imaginadas.
El pasaje es una vía pública y técnicamente depende del consejo del distrito de Ámsterdam Zuid, en donde se ubica el museo. El entonces presidente del consejo, que no había integrado el jurado del concurso, se sintió ignorado por las autoridades municipales centrales, el gobierno y el Rijksmuseum. Contó con el apoyo de la sucursal de Ámsterdam de la Unión de Ciclistas Holandeses, la cual, junto con otros grupos, creó el comité “Salvemos el Pasaje Subterráneo”. Este grupo propuso una serie de modificaciones al proyecto de Cruz y Ortiz, todas las cuales eliminaban la escalera central; los visitantes ingresarían al museo a través de cuatro entradas en las paredes laterales de vidrio del pasaje. Formalmente, el distrito tiene derecho a prohibir las alteraciones al pasaje público, por lo que Cruz y Ortiz finalmente se rindieron y modificaron el diseño como lo sugería el grupo de presión, pese a no creer que esta fuera la mejor solución.
Pero en agosto de 2011 el consejo del distrito –cuyo presidente había cambiado– decidió que el pasaje del Rijksmuseum “no siempre estará abierto a los ciclistas”. Antonio Ortiz dice que ya nada lo sorprende, y no puede evitar una sonrisa.
Publicado por Mercedes Chirico | 14 de agosto de 2013 - 00:43 | Actualizado: 14 de agosto de 2013 - 00:43 | PDF