No solo de la arquitectura vive el estudiante. Sensación y sentimientos en un viaje a la apertura del saber.
Por Arq. Mauro Escudero Lacroix
Todos, en mayor o menor medida, nos hemos trasladado de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción1. Ya sea desde algún rincón del país hacia la capital, de Montevideo a alguna zona del país, o incluso fuera de frontera.
Definitivamente hemos viajado. Pero no siempre tomamos los viajes como una experiencia sensorial, cargada de sensaciones y sentimientos.
Distinguimos que pasan por nuestro alrededor un sinfín de imágenes, sentimos aromas, percibimos sonidos, diversos “aires”, sabores. Pero, ¿cuántas veces nos detenemos para entenderlos, para analizarlos, o incluso para disfrutarlos? ¿Acaso la vastedad de la información nos paraliza y nos impide sentir? ¿Es el desconocimiento lo que nos desborda? ¿Acaso es el temor a aprender? ¿El miedo a la ignorancia?
Este artículo no es un texto de autoayuda. Tampoco lo es una guía de viaje. Mucho menos un programa de visita de obras de arquitectura ni un plan de vuelo con horarios de campings. Se trata, ni más ni menos, de invitar al lector a saber, a descubrir, a conocer, a vivenciar. Es deber del arquitecto saber de historia, de los estilos, de las obras más renombradas, de los proyectos inconclusos. Sería ingenuo pensar que es posible saber todo lo que abarcaría una biblioteca. Pero es aquí donde entra en juego el saber a través de la experiencia, de la vivencia. Por supuesto que esta invitación no se remite al Viaje Académico de la Facultad de Arquitectura. Queridos lectores, esta invitación es para siempre.
Sin duda, la deformación de la profesión y para cualquier estudiante con espíritu y sentimiento hacia la arquitectura, obliga inevitablemente a visitar, como enajenados devoradores de imágenes, cuanto edificio aparezca en guías especializadas. Obviamente, brindo por esta sed de edificios en contraposición al desconocimiento, al desinterés y a la apatía.
Es disfrutable fotografiar al gran Pabellón de exposiciones de la Secesión vienesa2 y deleitarnos durante horas con los más exquisitos detalles en su fachadas: desde la frase en su inolvidable color dorado que da la bienvenida en la fachada principal del edificio (Der Zeit ihre Kunst, der Kunst ihre Freiheit -A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad-), hasta las delicadas figuras animales que se descubren a medida que nos apasionamos del edificio.
Pero Viena, como todas las ciudades (hasta los más pequeños poblados), guarda otros aspectos que, lejos de tildarlos de frívolos, atañen a las costumbres, folclorismos y rituales sociales e históricos. Empaparnos de estos actos del colectivo local es materia obligatoria si pretendemos aprender, entender y vivenciar una realidad que nos es ajena.
En efecto, basta adentrarnos en el ámbito culinario donde encontraremos desde las wiener schnitzel (ni más ni menos que la “milanesa”) hasta los más exquisitos y famosos postres. Para quien guste de los rituales que hacen famoso un lugar (y que su billetera pueda solventar, claro está), es menester invertir una hora en la cafetería del Hotel Sacher para deleitarse del afamada Sachertorte3.
Pero esto no es resorte exclusivo de Viena. Tomar un café en Venecia y disfrutar de la Piazza San Marcos en la tarde, o incluso en la noche, es parte del ritualismo que ha llevado al Caffé Florian (considerado el café más antiguo de Europa) a ser uno de los más exquisitos rincones de Italia.
Aparte de la Basílica de San Marcos, que data del siglo XI, y del Palazzo Ducale del sigo XV, que asoma como remate de la Plaza San Marcos, se encuentra en este gran espacio urbano el local Olivetti, fantástica obra del arquitecto Carlo Scarpa, de 1957.
Es que la seducción de caminar sin rumbo por las callejuelas de Venecia (Aperol Spritz5 mediante) hasta llegar a esta hermosa plaza no se vive en ninguna otra ciudad. Tal vez sea por su historia (obligada lectura para comprenderla), por su distinguida arquitectura, por su intrincada red de canales, puentes, callejones, vacíos urbanos, o por la multiplicidad de películas que han retrato a esta ciudad en el cine, que logra extasiar a cualquiera.
La historia emocional se repite en la ciudad de Florencia, en Siena, en Praga, en Budapest.
En rigor, es imperante conocer en profundidad cada lugar, cada espacio, cada historia. Y luego de ello, disfrutarlo; tomarse el tiempo para reflexionar, comprender y volver a disfrutar. Dejarse tentar con una jornada en los baños termales del hotel Gellért6 en Budapest (imperdible probar el Goulash, plato típico de Hungría), asistir a un concierto de música en el Teatro alla Scala di Milano7, recorrer durante una jornada la Galleria degli Uffizi en Florencia (visita obligada a la escultura Laocoonte8 del siglo II a.c.), perderse en el museo Louvre de París, dejarse impactar por el Bosco9 en el Museo del Prado en Madrid.
Sensaciones y momentos que marcan la historia de cada viaje y cultivan el alma.
¿Arquitectura? Sí, incontable. Pero la arquitectura debe estudiarse como parte de un todo. Arquitectura como materia fundamental, sí; pero no la única. Los rastros transversales de la historia, de la sociedad, de la política, de las costumbres, hacen a esa arquitectura. Y por ello que es necesario vivenciar el resto de los fragmentos que componen la obra.
Poco nos aportará pararnos frente a Ronchamp si no estudiamos y comprendemos su entorno, su historia y la del autor (vaya ejemplo, ¿no?).
Que esta introducción al viaje sea la puerta para retornar cargado de experiencias y, sobre todo, de conocimiento.
Merece su atención la interpretación del aforismo número 6 de Baltasar Gracián10 del Oráculo manual y arte de prudencia (1647):
“Busca alcanzar la excelencia.
No naces hecho, sino que vas perfeccionándote diariamente, en tu vida personal, en tu trabajo, hasta llegar al punto del consumado ser, habiendo adquirido las prendas de la sabiduría que te hacen superior. Se te reconocerá entonces en tu refinado gusto, cultivada inteligencia, maduro juicio y decidida voluntad. Algunos nunca llegan a ser cabales, siempre les falta algo. Otros, tardan en hacerse. El varón sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aún más, deseado, en el estrecho círculo de los espíritus más elevados.”
Citas al pie
2 Obra construida por Joseph Maria Olbrich (1867-1908) entre 1897 y 1898. Viena, Austria.
3 Tarta de chocolate típica de Austria. Consiste en dos planchas gruesas de bizcocho de chocolate separadas por una fina capa de mermelada de albaricoque y recubiertas con un glaseado de chocolate negro por encima y los lados.
5 Aperol es un aperitivo típico de Italia, creado en 1919.
6 El Hotel Gellért se encuentra en el lado de Buda de la ciudad de Budapest, uno de los más famosos baños y piscinas termales de la ciudad y del mundo. Construido entre 1912 y 1918, en estilo Art Nouevau (Secesión), los baños termales solo cerraron una sola vez en un siglo, funcionando incluso durante la Segunda Guerra Mundial.
7 El Teatro alla Scala di Milano, de la homónima ciudad, inaugurado en 1778, es uno de los teatros de ópera más famosos del mundo.
8 El grupo escultórico “El Laocoonte y sus hijos” es una de las obras más representativas del período helenístico. Fue realizada por Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas hacia 50 d. C. En la mitología griega Laocoonte era el sacerdote de Apolo Timbreo en Troya, casado con Antiopa y padre de dos hijos. Según el relato de Virgilio en la Eneida, después de que los sitiadores aqueos hubieran simulado una retirada, los troyanos encontraron un caballo construido de madera en las puertas de Ilión. Laocoonte pronuncia la famosa frase “Timeo Danaos et dona ferentes”(Desconfío de los dánaos (griegos) incluso cuando traen regalos), alertando a los troyanos de que podría ser una trampa, que dentro del caballo podía haber tropas aqueas y sugirió quemarlo, pero los troyanos no le hicieron caso. En su osadía lanzó palos en llamas para tratar de quemar el caballo de madera, en ese momento dos grandes serpientes, Caribea y Porce, emergen de las aguas y devoran a sus hijos. Angustiado, se lanza a luchar contra las serpientes y también resulta devorado.
9 Hieronymus Bosch ”El Bosco” (1450-1516). Pintor holandés. El tríptico “El jardín de las delicias” (1500-1505) es una de sus obras más reconocidas que se encuentra en el Museo del Prado.
10 Baltasar Gracián y Morales (1601-1658). Escritor español. Extraído del libro “El arte de aprender. Soluciones desde la prudencia. Comentarios al arte de la prudencia de Baltasar Gracián”, Fundación EOI.
Bibliografía
Arribas Pérez, F. El arte de aprender. Soluciones desde la prudencia. Comentarios al arte de la prudencia de Baltasar Gracián. Fundación Escuela de Organización Industrial. Madrid 2011. ISBN: 978-84-15061-23-6 D.L.: M-49568-2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Teatro_de_La_Scala
https://en.wikipedia.org/wiki/Gell%C3%A9rt_Baths
Los S., Frahm, K. Carlo Scarpa. Taschen. Italia. ISBN 3-8228-9441-9
http://www.rae.es/
Todas las imágenes son de archivo personal, a excepción de las que se indica su origen.
Arq. Mauro Escudero Lacroix
Arquitecto. Magister de la Escuela de Organización Industrial de Madrid y docente de la Facultad de Arquitectura de la Udelar. Trabajó como consultor en la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, y en la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Aparte de la dedicación profesional en su estudio, continúa su trayectoria en el Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay.
Publicado por Angel Armagno | 30 de septiembre de 2015 - 19:25 | Actualizado: 1 de octubre de 2015 - 15:45 | PDF