Vanguardia soviética. Miradas sobre el racionalismo y el constructivismo ruso
Por Bach. Sofía Kacevas
Estudiante: Sofía Kacevas
Tutor: Pablo Canén
Abstract:
El presente estudio se propone abordar el tema de la vanguardia soviética tomando dos períodos temporales. En primera instancia, se analizará la coyuntura histórica en la que surge, hacia comienzos del siglo XX, como medio de transmisión de ideología a una sociedad que busca una nueva identidad. En segundo lugar, se presentará una mirada actual sobre las condiciones en las que se encuentran los edificios que han quedado de “testigos” de la vanguardia. Como objetos concretos de estudio, se analizarán: Club de Obreros Rusakov y Las Viviendas Narkomfin, proponiéndose, además, un itinerario de conservación patrimonial.
- Introducción
Los años que le siguen a la Revolución Socialista, serán tiempos de reconstrucción de la sociedad y es en ese contexto, que la arquitectura toma un papel protagónico donde debe no sólo proponer una discusión teórica sino diseñar una nueva “imagen” para esta nueva sociedad. Ese concepto de “imagen”, en ruso “obraz”, se refiere a la síntesis de formas y significados ideológicos específicos que constituyen un nuevo lenguaje.
“…En los períodos de formación de una nueva cultura, la visión del arquitecto consiste, principalmente, en inventar y dar forma a los condensadores sociales de su época y en construir nuevas estructuras arquitectónicas que sirvan a su tiempo…”1
- Objetivo general y objetivos particulares
El trabajo tiene como objetivo general, lograr un cabal entendimiento del desarrollo de la vanguardia soviética. Para ello, se propone un abordaje desde el tratamiento de otros objetivos más particulares que permiten comprender el escenario en el que surge y se despliega la vanguardia. Estos puntos implican: comprender el momento histórico en el que surge la vanguardia, cuál es la situación social, política y económica en esos tiempos, y cómo estas condicionantes determinan el carácter que tendrá la vanguardia.
3. Contextualización histórica: condicionantes políticas y económicas
A modo de lograr un entendimiento cabal del contexto en el que surge y se desarrolla la vanguardia soviética, es pertinente realizar una presentación de la situación social, política y económica de Rusia post Primera Guerra Mundial.
Tras el derrocamiento del Zar en febrero de 1917, en octubre del mismo año, el movimiento revolucionario liderado por Vladimir Lenin, asalta el Palacio de Invierno en la ciudad de Petrogrado y destituye al gobierno burgués provisional. Unos días después, y en busca de una nueva capital para el Estado Revolucionario, el gobierno de los Sóviets (Consejos) se establece en Moscú y comienza a expandirse por el resto de Rusia. Es el triunfo de la Revolución Socialista.
Lenin promueve una política de socialización de la economía, que propone entre sus medidas, la nacionalización de la tierra y de las industrias privadas, y la revocación del derecho a la propiedad privada. Éstas traen como consecuencia, la abolición del mercado como mecanismo regulador de la economía, provocando el hundimiento de la producción y la desorganización de la economía rusa.
Hacia 1921, Lenin observa el proceso de deterioro económico que ha desencadenado las medidas de colectivización, conocido como “comunismo de guerra”. La consolidación en el poder depende de la reconstitución de la eficiencia del aparato productivo nacional, por lo que Lenin actúa en consecuencia e implementa la NEP (Nueva Política Económica). Ésta liberaliza parte de las actividades primarias y secundarias. Se producen cambios en la agricultura, restituyendo al campesino un cierto grado de autonomía en busca de su aprobación y de recuperar su apoyo. Se estimula el desarrollo de las pequeñas empresas y la elaboración de tipo artesanal, y se “reprivatizan” unas 4000 fábricas.
Es a través de impuestos y contribuciones fiscales que gravan a los campesinos, que comienzan a generar en el Estado los capitales necesarios para la realización de obras públicas y para el reforzamiento del aparato burocrático-administrativo.Como consecuencia de la implementación de la NEP, coexisten en la Unión Soviética monopolios estatales, empresas privadas, explotaciones agrícolas colectivas, una economía agrícola de subsistencia y mano de obra asalariada, entre otros grupos, lo que genera una lucha de clases.
Entre los años 1923 y 1928, estos conflictos se suman a las huelgas y agitaciones obreras consecuencia de los elevados niveles de inflación. Tras la muerte de Lenin, asciende al poder Joseph Stalin que se embarca en un implacable programa de desarrollo industrial (eleva el nivel de la atrasada URSS al de otras potencias industriales) y de colectivización agrícola (dirigida contra los kulaks – campesinos proletarios- quienes son en su mayoría, deportados).
A mediados de la década de 1930, Stalin inicia una campaña de terror político. Los arrestos, las deportaciones, y las “purgas” afectan a gran parte de la población de la URSS. Desaparecen dirigentes del partido y del ejército. La dictadura del proletariado, se había convertido en la dictadura de la burocracia del Partido Comunista de la Unión Soviética y del propio Stalin. El temor generado por la policía secreta (KGB), formaba parte esencial del régimen. No en vano, el estalinismo es conocido como el régimen político regido por el autoritarismo comunista. Luego del fallecimiento de Stalin, el XX Congreso del PCUS denuncia a Stalin y comienza el proceso de “desestalinización”.
4. El surgimiento de la vanguardia
Lenin incluye en su lista de héroes de la Revolución a artistas y arquitectos, por lo que cuenta con el apoyo del ámbito artístico. Con el movimiento moderno europeo como modelo, se presenta la oportunidad de crear, de concretar fantasías utópicas. Sin embargo, los primeros años del nuevo régimen socialista, fueron de mayor exploración en el campo teórico que de construcciones en concreto. La producción artística se limita a servir como medio de difusión y propaganda del socialismo a través de murales y monumentos conmemorativos con una impronta más arquitectónica que escultórica.
En este contexto surgen asociaciones de arquitectos y pintores que se avocan a la discusión de ideas y planteamientos sobre la reconfiguración de la forma de vivir de esta nueva sociedad.
4.1 Los grupos de arquitectos
Entre las asociaciones, dos ejemplos son los que vamos a destacar. Por un lado, la ASNOVA (Asociación de Nuevos Arquitectos) y por otro la OSA (Sociedad de Arquitectos Contemporáneos).
En el caso de la ASNOVA (1923), su líder era Nikolái Ladovsky (profesor de los Vjutemas -centro de formación de artistas, diseñadores y arquitectos). Sus miembros se definían como racionalistas y su cometido era lograr una organización y racionalización de la arquitectura. Cabe la precisión de que no se trata de un racionalismo técnico, sino en el sentido de una economía de energía psíquica desde la percepción del espacio y funcionalidad de un edificio, basando su sistema de análisis formal en la filosofía de la Gestalt. Entienden que la arquitectura debe materializarse por el espacio más que por los materiales y es mediante la percepción que se logra alcanzar el orden espacial para lograr la arquitectura.
El Lissitzky y Konstantín Mélnikov formaron parte de esta asociación que toma también entre sus influencias, la austeridad como forma de valorar el arte que promueve el suprematismo de Malevich. Hasta su disolución, la ASNOVA estuvo principalmente radicada en Moscú.
Si bien en la práctica las diferencias son imperceptibles, se encuentran en las antípodas en la teoría, la OSA (1925). Liderada por Moiséi Guinzburg y los hermanos Vesnin, enfoca sus principios hacia la productividad. Con una visión más funcionalista, ponen en valor las artes aplicadas o industriales por sobre las bellas artes. Se apartan de la retórica utópica de la vanguardia para orientarla hacia la formación del “arquitecto-constructor” que combina habilidades artísticas con ingenieriles.
La OSA publica la revista SA (Arquitectura Contemporánea) y establece vinculaciones con la arquitectura de vanguardia en Occidente, encontrando puntos de confluencia con Le Corbusier.
Por lo tanto, mientras que para los constructivistas la forma del edificio surge como consecuencia de sus funciones y se diseña desde “adentro hacia afuera”, para los racionalistas la forma debe adecuarse al sistema de percepción visual y expresivo sin prestar atención a la funcionalidad en sí. Si bien sus métodos son diferentes, en el plano práctico, sus resultados no difieren significativamente.
4.2 Nuevos programas
En los primeros años de la década del 20 con la implementación de la Nueva Política Económica, se presenta la necesidad de salir del manifiesto y progresar a la concreción material y técnica de una base para el desarrollo del nuevo orden social. Se inicia así un período de realización de concursos para edificios públicos y comienza un período de debate entorno a la vivienda obrera.
Es en ese entonces que surge el lema “El edificio como condensador social de la época”, es la arquitectura la que debe “moldear” las nuevas formas de vida.
Uno de los nuevos programas, es el de los clubes obreros. En un principio surgen como equipamiento que se construye cerca de las fábricas para brindar un espacio para el esparcimiento de los obreros. Se convierten en un medio de unión de la clase obrera, en un espacio de formación política, social y cultural que permitía generar espacios de discusión democrática, de acuerdo al modelo de los Sóviets. El Lissitzky define al club obrero como una “fábrica social”. Son los arquitectos los que deben diseñar de acuerdo a las exigencias de las asambleas de trabajadores, a las actividades de esparcimiento, mientras que trasmiten mediante la imagen la novedad de la sociedad transformada, de la vida socialista.
Dentro de los mismos es frecuente encontrarse con los “rincones rojos” los cuales son espacios que se disponen para la veneración de Lenin y la Revolución, disponiendo cuadros y banderas. Se destaca en el campo del diseño de clubes obreros, la actividad de Konstantín Mélnikov, de quien analizaremos el caso del Club de Obreros Tranviarios Rusakov.
Con respecto al tema de la vivienda, es hacia mediados de la década de los ’20 que se exacerba la discusión entorno a ésta. Los movimientos migratorios del campo a la ciudad que se dan al interior de la URSS, hacen colapsar las infraestructuras y ponen en relevancia la necesidad de debatir sobre nuevas formas de habitar. Se realizan investigaciones sobre la reducción al mínimo del espacio habitable individual para lo que se propone la disposición de instalaciones de uso colectivo para equipamientos que tradicionalmente se disponen al interior de la vivienda.
La tendencia a la colectivización de la vida sumada a la liberación de la mujer de las tareas del hogar, configuran el escenario para el desarrollo de las llamadas Casas Comunales (Dom Komuna). Se trata de complejos de vivienda que se organizan en bloques de vivienda dispuestos en tipologías de dúplex con pasillos que sirven a dos niveles, con interiores con amoblamiento plegable y, en algunos casos, se adjunta un bloque de servicios comunes y zonas de esparcimiento que favorecen los intercambios sociales y la liberación femenina, apuntando a la autogestión y autoservicio. La interconexión entre los bloques se realiza con una estética industrial por medio de puentes elevados. En el presente estudio se propone el análisis de del conjunto de viviendas Narkomfin de Móisei Guinzburg que desarrolla el modelo de vivienda comunal.
El programa de vivienda comunal, se complementa con los clubes obreros y con otra tipología que surge en este período como son las cocinas industrializadas.
Las mismas tienen un objetivo tanto económico como social, se trata de cocinas para alimentar al proletariado disminuyendo los costos y promoviendo la liberación de la mujer de las actividades domésticas, a la vez que se socializa. Plantea un cambio en los hábitos y convierte el rito de la comida en un momento colectivo.
Tanto las cocinas industrializadas como las viviendas comunales, son programas que no tienen continuidad en el tiempo ya que el paradigma de la vida familiar nunca pudo ser remplazado por este tipo de vida colectivizada.
5. Desarrollo de casos
A continuación, se desarrollan los casos de estudio. Se trata de dos edificios, con un destino diferente, que fueron paradigmáticos en su tiempo y permanecen, hoy en día, vigentes como referentes de la vanguardia soviética. Ambos casos fueron visitados y se cuenta con recaudos fotográficos propios que se complementan con imágenes extraídas de bibliografía de apoyo, así como información complementaria aportada por Marcel Blanchard en un breve reportaje que se le realizó con el objetivo de recabar información sobre la situación actual de los mismos.
5.1 Club de Obreros Tranviarios Rusakov
Konstantin Mélnikov se destaca por una gran productividad, llegando a proyectar 7 clubes obreros, entre los que se destaca el Club de Obreros Rusakov. Construido entre 1927 y 1929, su principal destino era alojar al sindicato ferroviario. Como club obrero reúne entre sus objetivos el de albergar actividades culturales, de esparcimiento e intercambio entre sus concurrentes. Cuando uno se aproxima al edificio, se encuentra con una sorprendente volumetría. El arquitecto se vale de la intersección de geometrías y planos vidriados para presentarse ante los transeúntes. No es tan claro el planteo de la fachada y si bien se retranquea con respecto a la línea de fachada de la esquina en planta baja, a una altura superior, una serie de tres volúmenes sobresalen al plano y vuelan sobre el peatón. Es el tipo de arquitectura de la que se debe tomar distancia para poder apreciarla y entender el juego volumétrico.
De acuerdo con las prioridades del momento, el diseño está comprometido con la optimización del uso de los recursos. Tanto en cuanto a los procesos constructivos con materiales económicos y técnicas simples, como en la utilización de planos verticales vidriados que permitan una buena iluminación natural durante el día.
En consonancia con esta postura, el interior del edificio es una gran sala de espectáculos con localidades para más de 1000 personas. Gracias a la concepción de su diseño de “encastre” de volúmenes y la disposición de pantallas móviles, se permite la individualización de 6 salas (3 en los cuerpos volados, 2 en los laterales y una en la platea baja) para su uso en eventos menores y así ahorrar energía en el uso de los insumos de la sala mayor.
Se compone entonces de tres cuerpos de planta rectangular que convergen hacia el escenario. En la intersección de estos, se disponen escalera de acceso a las salas menores que se contienen en los cuerpos salientes. Los mismos se acusan en fachada en voladizo con la particularidad de que se trunca esa geometría al reproducir la diagonal que define la inclinación de la tribuna. Es característico en la arquitectura de Mélnikóv el uso de líneas diagonales. Los tres planos verticales que sobresalen, si bien son ciegos, se aprovechan para cumplir con el objetivo de la época de transmitir un mensaje ideológico como: “Poder del proletariado”, “Sindicatos – Escuela de comunismo”, “Unión de trabajadores municipales”, sirviendo el edificio como propaganda del régimen comunista.
La fachada posterior presenta un cambio de materialidad y utiliza ladrillo visto en contraste con las otras fachadas en revoque pintado y planos vidriados. En fachada se encuentran 2 elementos muy significativos. Se trata de 2 escalinatas exteriores que confluyen en un balcón exterior a modo de tribunas. Es un recurso típico de la arquitectura rusa del siglo XVII y sirven como plataformas para oradores para posibles eventos de intercambio entre clubes frecuentes en esa época. Dado el elevado porcentaje de vanos en fachada, en la noche se invierte la relación figura-fondo, siendo el edificio el que, a modo de linterna, ilumina y se destaca del entorno.
El Club Rusakov es actualmente utilizado como sala de teatro y, de acuerdo a lo aportado por Marcel Blanchard, ha atravesado varias etapas de restauración. Se trata de una arquitectura que, si bien recurre a elementos geométricos y a la simetría, se aplica de forma que genera un efecto de gran tensión constantemente entre reposo y dinamismo.
5.2 Conjunto de Viviendas Narkomfin
Entre los años 1928 y 1932, se lleva a cabo la construcción de las viviendas Narkomfin de acuerdo a lo proyectado por Moisei Guinzurg e Ignati Milinis para empleados del Comisariado de Finanzas. La forma de aproximación a este edificio fue diferente ya que no se realizó junto con la excursión, sino en forma individual. A menos de media cuadra de una avenida y rodeada por vegetación que casi lo esconden de la vista, se encuentra el conjunto de viviendas. Destacamos en su entorno la presencia de un gran centro comercial y la embajada de Estados Unidos. La primera observación que se realiza es la falta de mantenimiento evidente que presenta con vegetación que invade la fachada, falta de pintura, de vidrios; todo ello lleva a pensar que el edificio se encuentra abandonado, pero tras permanecer unos minutos en el lugar, se nota el ingreso de habitantes del bloque de viviendas.
En consonancia con los debates de la época entorno a la insuficiencia en la oferta de viviendas e infraestructura, se concreta la construcción de un edificio que fue diseñado de acuerdo a los fines de promoción de la vida socializada y haciendo un uso más eficiente del espacio.
El conjunto se organiza según dos bloques perpendiculares entre sí en cuanto a su orientación, que se vinculan por medio de un puente aéreo cerrado. El bloque mayor con proporciones alargadas, originalmente se eleva sobre pilotis y es el que tiene como destino las viviendas. Presenta una fachada única con un ventaneo horizontal que recorre toda su extensión.
Compartiendo los lineamientos de Le Corbusier para la Unité d’Habiation, se diseñan las unidades como dúplex entre los cuales discurre un pasillo en el sentido longitudinal que sirve al mismo tiempo a dos niveles de vivienda.
Según la categorización de la época, se trata de viviendas de “transición” entre la vivienda capitalista hacia la vivienda comunitaria. Se desarrollan dos tipologías de vivienda llamadas “tipo K” y “tipo F”. La primera es más adecuada para una familia con más espacio de habitación y una zona de cocina y se desarrolla en tres niveles. Las viviendas “tipo F”, son más adecuadas para un individuo o dos que se encuentran más dispuestos a integrarse a la vida en comunidad. Cuentan con menos área de cocina. Ambas tipologías son amuebladas con equipamiento plegable, lo que economiza la cantidad de metros cuadrados por persona. En la zona de azotea se dispone una zona de esparcimiento. El bloque anexo, más compacto según sus proporciones, aloja los servicios de cocina, comedor, zona de lectura. Presenta a su vez dentro del predio, una gran zona verde de recreación hacia la que “miran” los dos bloques. De acuerdo a bibliografía consultada, se han hecho intentos de transformar el conjunto en un hotel boutique. Pero la realidad actual, de acuerdo a información brindada por Blanchard, en este momento pertenece a particulares y es habitado por artistas y gentes de la bohemia, todos con gran poder económico. En palabras de Marcel Blanchard: “Decadencia exterior y sofisticación snob interior, en una combinación atractiva.”
6. Conclusiones
El artículo aspiró a ser abarcativo en la contextualización histórica para lograr un mejor entendimiento del desarrollo de la vanguardia soviética. Resulta indisociable el progreso de la arquitectura de la situación económica y política de la URSS. La vastedad del imperio soviético, nos obliga a acotar el estudio a lo que es el despliegue de las vanguardias en Moscú. Habiendo recorrido las calles de Moscú, se puede percibir el carácter de la gente. Una sociedad tan comprometida e involucrada en los procesos, debe ser gobernada por dirigentes con personalidades fuertes que llegan incluso a incluir entre sus medios de difusión y con un papel protagónico, a la arquitectura.
Así es que se teoriza acerca de la difusión de mensajes a través de nuevas arquitecturas, del uso de íconos, la utilización del edificio como pancarta; todos recursos que pretenden cambiar los hábitos del habitar y transmitir una determinada ideología. Es un período muy fructífero en cuanto a los debates que se plantean, pero a su vez, acaba dejando infraestructuras que caen en desuso o deben ser transformadas, debido a que el modelo de familia no prescribió.
Le Corbusier plantea entre sus reflexiones sobre Moscú que, “El movimiento arquitectónico ruso representa un terremoto moral, (…) Yo he dicho que el constructivismo ruso denota una intención revolucionaria, pero más aún es el vehículo de un intento lírico, lo que es incluso más trascendente, y revela con fervor la perspectiva de un futuro estimulante. Y mi sensación es que lo que más interesa y mueve a estos rusos, es de hecho una idea poética”2
Actualmente, está planteada, la discusión entorno a la preservación de los edificios que atestiguan esta época. De acuerdo a lo apreciado en las diferentes recorridas, se observa en general una buena conservación de los edificios de relevancia histórica, sobre todo, aquello más antiguos. El caso del conjunto de viviendas Narkomfin, es particular, pero de acuerdo a una evaluación que se realizó, su situación estructural es correcta, por lo que no estaría en riesgo de ser demolido.
De acuerdo a lo expresado por el experto entrevistado sobre la ´preservación patrimonial: “Las elites y la intelectualidad en general si y los arquitectos en particular desarrollan distintas campañas con buenos resultados. Pero la relación entre lo viejo y lo nuevo en la cultura rusa es muy particular y en todo caso se sale de los esquemas occidentales dominantes al respecto.”
Citas bibliográficas y fuentes figuras
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Bibliografía digital
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Recursos consultados en junio de 2016.
Documental: “El Arte Ruso, Rompiendo el Molde” de Andrew Graham-Dixon
Bibliografía básica
GRUPO DE VIAJE (2015), Guías de viaje Gen 2008, Montevideo, 2015.
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REVISTA AV MONOGRAFÍAS N°29, Constructivistas. Madrid, 1991
WESTON R., Plantas, secciones y alzados. Edificios clave del siglo XX. Gustavo Gili. Barcelona, 2005.
FRENCH, H., Vivienda colectiva paradigmática del siglo XX. Plantas, secciones y alzados. Gustavo Gili. Barcelona, 2009
Publicado por Angel Armagno | 13 de agosto de 2016 - 22:04 | Actualizado: 14 de agosto de 2016 - 11:26 | PDF