Una esquina del Soho
Por Arq. Miriam Hojman
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En 1998, año que conocí Nueva York, en la esquina de Broadway y Prince en el SoHo de Manhattan, se hallaba el anexo al Museo Salomon R. Guggenheim en un edificio histórico del siglo XIX reformado por Arata Isozaki en 1991 para albergar dicho programa. Aunque en ese entonces no se destacaba como lugar de interés dentro del itinerario del Grupo de Viaje de la Facultad de Arquitectura, durante mi estadía en la ciudad fue un lugar que visité recurrentemente y el que más me impactó, no solamente por sus cualidades arquitectónicas y urbanísticas, sino también y fundamentalmente debido a la magnífica exposición de arte, arquitectura y diseño francés, que allí se desarrollaba, sobre la que me referiré más adelante.
Actualmente es otra la situación, este edificio se constituyó en un hito ineludible para los visitantes de Nueva York, no por las características arquitectónicas de la construcción original sino debido a la singular intervención que en el año 2000 el arquitecto holandés Rem Koolhaas realizó para instalar allí la Tienda Prada, “epicentro Nueva York”.
Este hermoso edificio construido en 1882, de ladrillo, piedra y hierro, ha albergado distintos programas, ha sido intervenido por importantes arquitectos y ha atestiguado diversas historias. Desde su primer ocupante, la tienda de ropa masculina Rogers, Peet & Co hasta la lujosa Tienda Prada que hoy se ubica en la planta baja y el sótano, ha continuado fiel a su esencia y a su entorno. Ubicado en el SoHo, antiguo distrito comercial de Manhattan que se distingue arquitectónicamente por sus edificios de hierro fundido del siglo XIX, ha acompañado el esplendor, la decadencia y la resurrección de este barrio tan particular de la ciudad.
En 1881 los hermanos Astor, William y John Jacob III, herederos de una de las mayores fortunas de Nueva York, encargaron al arquitecto Thomas Stent (1822-1912) la construcción de un edificio en la calle Broadway del número 569 al 575 que fue culminado en marzo de 1882. Eran los años que los grandes fabricantes textiles comenzaron a mudarse a la zona convirtiendo al barrio en el mayor centro de comercio de telas al por mayor de la ciudad y objeto de una gran especulación inmobiliaria. Pero en torno a la esquina de Prince y Broadway, quedaban aún huellas de una época más esplendorosa, la de los años 1850, sus vecinos eran los lujosos hoteles Metropolitan y St. Nicholas, refinadas tiendas minoristas y grandes almacenes de ropa.
La concepción arquitectónica de este edificio era la usual para las grandes tiendas comerciales de la época en las que la mercancía se exhibía en los mostradores con los precios marcados. Estos edificios que albergaban esa clase de negocios necesitaban grandes escaparates en planta baja, pisos amplios y bien alumbrados, espacio para almacenamiento y sobre todo la creación de una atmósfera sofisticada. En ese sentido, es de destacar su imponente vidriera dividida por columnas corintias de hierro fundido que permitía generar grandes aberturas y otorgar la visibilidad y el contacto con el transeúnte que este tipo de negocios requería.
La fachada, intacta hasta la actualidad, combina ladrillo rojo y piedra, sigue las pautas de diseño clásico en su organización tripartita y su simetría. En algunos detalles como el tratamiento de la piedra en algunos sectores pueden encontrarse reminiscencias de las ideas de John Ruskin cuyos libros eran usualmente leídos por los arquitectos estadounidenses de mitad de siglo XIX. Exteriormente, se logra un conjunto armónico, aunque cada parte esté tratada de manera diferente como el tamaño y la forma de sus aberturas, el tratamiento de su ornamentación, los detalles y las pilastras.
Primeros ocupantes
La tienda de ropa de confección para hombres y niños, Rogers, Peet & Co. estrenó el edificio, famosa por introducir innovaciones comerciales tales como adjuntar etiquetas con la composición de la tela en las prendas, el marcado del precio en las mismas, la devolución del dinero si el cliente no quedaban satisfecho con el producto y la utilización de ilustraciones de su mercancía en la publicidad, entre otras.
Fundada en 1874, Rogers Peet se caracterizaba por la cortesía en la atención al público y por hacer sentir a sus clientes como si estuvieran en la tienda más exclusiva de Nueva York, aunque los precios eran accesibles y la ropa era de confección, aspecto que era considerado de baja categoría. La firma solía recibir las mejores críticas debido a la manera de tratar a su público. Los vendedores recordaban los nombres de los clientes, se cuidaba hasta el mínimo de los detalles (las cajas o embalajes de los artículos tenían etiquetas muy pequeñas, casi ilegibles, para no advertir a los demás que la persona compraba en una tienda de ropa de confección), su filosofía era recibir amablemente a todas las personas, incluso también a los “mirones” ya que se los consideraba potenciales compradores, ente otras estrategias innovadoras para la época. Mientras que este local de venta al menudeo ocupó los pisos inferiores, en los superiores se instalaron negocios de distribuidores de sombreros al por mayor que abastecían las refinadas tiendas del barrio. En 1902 Rogers, Peet & Co. después de dos décadas, dejó el edificio de la esquina de Broadway y Prince y se mudó a un nuevo local.
Durante los siguientes años los pisos fueron alquilados por distintas firmas, las que pueden descubrirse en fotografías de la época, a través de la variada cartelería adosada a su fachada. En 1925 el edificio fue vendido y pasó a ser la sede de la Compañía de iluminación eléctrica Lightolier.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la industria textil alojada en el barrio, se trasladó al sur, dejando a muchos grandes edificios desocupados. Algunos edificios fueron reemplazados por almacenes e imprentas, y otros fueron demolidos para ser reemplazados por estaciones de servicio, talleres mecánicos, estacionamientos o garajes. En los años cincuenta, el área se había dado a conocer como Hell’s Hundred Acres (Cien Acres del Infierno), un páramo industrial, lleno de talleres y pequeñas fábricas en el día, pero vacío por la noche.
Es así que esta zona de la ciudad poseía un gran número de edificios históricos que eran poco atractivos para las fábricas y las tiendas comerciales, pero sus espacios superiores resultaban seductores para muchos artistas debido a las grandes áreas de sus plantas libres, los grandes ventanales que admitían luz natural y el bajo valor inmobiliario. Varios artistas formaron espontáneamente galerías organizadas como cooperativas sin fines de lucro y se instalaron a vivir definitivamente en los espacios vacíos abandonados. Esta coyuntura permitió la inmersión de los artistas en el tejido económico y social de la ciudad, aunque después de unos años vendría el aburguesamiento “proyectando una sombra moral a estas iniciativas” (Crow, 2001) convirtiendo esta zona en un frecuente destino turístico para las personas que buscan ropa de moda, restaurantes exclusivos y el hogar de algunos de los inmuebles más caros de la ciudad habitados por yuppies y generándose un proceso de gentrificación urbana.
Museo Guggenheim
En ese contexto de auge artístico, en 1991 se le encargó al arquitecto japonés Arata Isozaki (1931-) el proyecto de rehabilitación para alojar en el edificio al Museo Guggenheim SoHo, con el fin de descongestionar el Solomon R.Guggenheim de la Quinta Avenida, poder exhibir más obras de su colección y expandir su programa de exposiciones. El museo abrió las puertas al público en 1992 y logró presentar muestras de gran calidad y envergadura . Entre ellas, la exposición que atrajo mi atención y que me inspiró a investigar y escribir sobre esta historia del edificio que la albergaba. Se trata de Premises: invested spaces in visual arts, architecture, & design from France, 1958-1998 , una de las exposiciones de integración entre el arte y la arquitectura, más interesantes que he visitado. Además de su temática, fue sumamente atrayente ver lo mejor del arte francés en un museo de Nueva York, la ciudad que ha disputado históricamente la hegemonía artística con la capital francesa. Paralelamente en el Museo Guggenheim de la Quinta Avenida se exhibía la muestra Rendezvous: masterpieces from the centre Georges Pompidou and the Guggenheim Museums sobre obras maestras de arte moderno pertenecientes al acervo de las colecciones de estos dos museos, potenciando aún más este vínculo.
El proyecto de Isozaki se basaba en la creación de espacios limpios y serenos para proporcionar un ambiente neutral para las obras de arte en exhibición, reduciendo al máximo elementos y detalles que pudieran interferir en este objetivo. Por ejemplo, el suministro del aire acondicionado se realizaba sutilmente a través de un intersticio continuo donde el techo se encontraba con la pared. El diseño de las luminarias fue uno de los aspectos más estudiados (hay un artículo relativamente extenso en la revista The Japan Architect que trata exclusivamene sobre el complejo proceso que involucró el proyecto de iluminación) ya que se necesitaba lograr una iluminación uniforme en todas las paredes, con la posibilidad de resaltar eventualmente determinadas obras de arte.
La entrada al museo era a través de la tienda, y su gran vestíbulo se utilizaba para exposiciones. En la primera planta había una serie de habitaciones en torno a un eje a la manera del museo tradicional, mientras que el segundo piso era un espacio flexible sin particiones permanentes. El único cambio que realizó en la fachada fue la inclusión del nombre del museo al estilo de la cartelería de las tiendas neoyorquinas del siglo XIX.
Lamentablemente y bajo el asombro de la comunidad artística y la de sus vecinos, galerías de arte, boutiques y museos, esta sucursal cerró en diciembre de 2001 debido a la disminución de la preeminencia del SoHo como centro artístico durante la década del noventa, según explica en la página web oficial del Museo Guggenheim. A mediados de esa década, la mayoría de las galerías de arte se trasladaron a Chelsea, aunque en los últimos años varias han vuelto a la zona.
Prada
…y las ventas con estrategias innovadoras regresaron cien años después. En 1999 el New York Times anunciaba que la tienda italiana Prada había firmado un contrato por 15 años de 24.500 pies cuadrados en el 575 de Broadway en la esquina noroeste de Prince Street y Broadway, en el espacio que por seis años y medio había sido utilizada como entrada y librería de la sucursal del Museo Salomon R. Guggenheim. Se anunciaba que el Guggenheim permanecería en el edificio, en un espacio reducido en el primer piso, aunque finalmente la Tienda Prada que abrió al público el 15 de diciembre de 2001 apenas compartió el edificio con el museo que cerró definitivamente ese mismo mes.
Hoy, en la planta baja y sótano se encuentra el local comercial que Rem Koolhaas (1944-) diseñó para Miuccia Prada, una de las tiendas que componen el “Proyecto Prada” (que incluye los epicentros de San Francisco y Los Ángeles) y que ha representado una de las más grandes asociaciones entre la arquitectura y el mundo de la moda. La tienda Prada del SoHo, cuya famosa rampa es al mismo tiempo escaparate y escenario, configura un ambiente versátil en el que un nuevo concepto que vincula consumo y cultura, moda, arte contemporáneo y entretenimiento, emerge en la arquitectura al mismo tiempo que evoluciona la cultura consumista y el espectáculo. Las nuevas tiendas, templos del consumo, curiosamente ejemplificadas en este caso, asumen el lugar que años atrás tenían los museos como sello identificatorio de las ciudades y como lugares de espectáculo.
El New York Times publicaba un artículo el día siguiente a la apertura en el que expresaba: “…Koolhaas y Miuccia Prada son almas gemelas. Ambos han aprovechado el potencial de sus respectivas formas de arte para incurrir en la crítica social. La ironía de esta ambición, especialmente en el ámbito de la moda, no se les escapa, pero es aceptada como una condición inherente de la vida actual. No existen artes más capaces de explorar la estructura de la fantasía de la ciudad contemporánea como la arquitectura y la moda.”
En múltiples artículos publicados en distintos medios se considera el proyecto de Koolhaas desde la óptica de las más diversas disciplinas. El impacto arquitectónico, social, cultural y económico que generó esta obra derivó en innumerables trabajos y textos de distinta índole.
En enero de 2006 un gran incendio afectó cinco de las seis plantas del edificio provocando daños que derivaron en la reconstrucción de la mayor parte de los espacios interiores pero su fachada de ladrillo y piedra permaneció intacta.
Hoy, el edificio es un lugar de visita insoslayable para los estudiantes de arquitectura que se encuentran con una intervención contemporánea sumamente impactante de uno de los arquitectos más influyentes de los últimos años.
Bibliografía
BURCHARD, J. y BUSH-BROWN, A. (1963). La Arquitectura en los Estados Unidos. México D.F.: Editorial Letras S.A.
CROW, T. (2001). El esplendor de los sesenta. Madrid: Akal.
GUGGENHEIM MUSEUM. (1998). Premises. Invested Spaces in Visual Arts, Architecture & Design from France: 1958-1998. New York: Guggenheim Museum publications.
MILLER, T., The 1882 Rogers, Peet & Co. Building –nos. 569-575 Broadway. 2012, de daytoninmanhattan.blogspot Sitio Web: http://daytoninmanhattan.blogspot.com/2012/08/the-1882-rogers-peet-co-building-nos.html.
MUSCHAMP, H. Forget the Shoes, Prada’s New Store Stocks Ideas. Publicado por The New York Times. Nueva York, 16-12-2001. s/d. (1994). Arata Isozaki. The Japan Architect. , 12, 95-96.
VOGEL, C. Metro Business; Prada Store to Take SoHo Museum Space. Publicado por The New York Times. Nueva York, 24-3-1999.
Recursos web:
KOOLHAAS, R. (2001). Prada New York. 2015, de OMA Sitio web: http://www.oma.eu/projects/2001/prada-new-york/ s/d. (2001).
Guggenheim Museum Soho. 2015, de Guggenheim Museum Sitio web: http://www.guggenheim.org/guggenheim-foundation/history/guggenheim-museum-soho
Miriam Hojman
Arquitecta (Farq, UdelaR), Maestranda en Estudios Latinoamericanos (FHUCE, UdelaR).
Docente de la Facultad de Arquitectura en la Cátedra de Teoría de la Arquitectura I, Instituto de Historia de la Arquitectura y Servicio de Investigación y Extensión.
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Publicado por Fernando García Amen | 27 de abril de 2015 - 16:19 | Actualizado: 3 de mayo de 2015 - 14:30 | PDF